Hoy cambio mi blog completamente. Me dijo Gume que, el día que abrí mi blog estaba baja de ánimo, y que por eso era tan oscuro...Gume siempre tiene razón ;)
El lavado de cara se lo debo al que, a partir de ahora, será el asesor de imagen de mi blog, jeje. Gracias Ángel, por el nombre y los consejillos de apariencia (para cuando tu bitacora?).
Esto es lo que hay...quién sabe hasta cuándo.
miércoles, 31 de enero de 2007
jueves, 25 de enero de 2007
17 años sin ciencia de amor
Tal día como hoy, hace ya 17 años, falleció el dramaturgo Dámaso Alonso. Autor, entre muchos otros, del poema ciencia de amor.
Soneto que descubrí de casualidad ojeando un libro hace tiempo, en mis días de instituto; soneto que me hizo perder la noción del tiempo durante sus 14 profundos versos.
Mi pequeño homenaje :)
CIENCIA DE AMOR
No sé. Sólo me llega, en el venero
de tus ojos, la lóbrega noticia
de dios; sólo en tus labios, la caricia
de un mundo en mies, de un celestial granero.
¿Eres limpio cristal, o ventisquero
destructor? No, no sé... De esta delicia,
yo sólo sé su cósmica avaricia,
el sideral latir con que te quiero.
yo no sé si eres muerte o eres vida,
si toco rosa en ti, si toco estrella,
si llamo a Dios o a ti cuando te llamo.
Junco en el agua o sorda piedra herida,
sólo sé que la tarde es ancha y bella,
sólo sé que soy hombre y que te amo.
Soneto que descubrí de casualidad ojeando un libro hace tiempo, en mis días de instituto; soneto que me hizo perder la noción del tiempo durante sus 14 profundos versos.
Mi pequeño homenaje :)
CIENCIA DE AMOR
No sé. Sólo me llega, en el venero
de tus ojos, la lóbrega noticia
de dios; sólo en tus labios, la caricia
de un mundo en mies, de un celestial granero.
¿Eres limpio cristal, o ventisquero
destructor? No, no sé... De esta delicia,
yo sólo sé su cósmica avaricia,
el sideral latir con que te quiero.
yo no sé si eres muerte o eres vida,
si toco rosa en ti, si toco estrella,
si llamo a Dios o a ti cuando te llamo.
Junco en el agua o sorda piedra herida,
sólo sé que la tarde es ancha y bella,
sólo sé que soy hombre y que te amo.
Retrato de Identidad
Mi nombre es María Carbajo. Nací un lunes, siete de septiembre de hace 19 años.
Mucha gente de mi entorno me llama cariñosamente “Mari”; mi madre no lo soporta, quizá sea esa una de las razones por las que a mí me encanta.
Vivo en Parla, antiguo pueblo de la Comunidad de Madrid; hoy por hoy, es una de las ciudades más grandes del sur de la capital. Aquí he pasado toda mi vida, excepto algunos años que viví en Usera y Chamartín.
Nunca me gustó decir que soy una persona “normal”. Primero porque no sé quién marca los cánones de la normalidad o por qué cree que tiene poder para ello, y, segundo, porque realmente no considero que yo lo sea. “Rara” y “original” son dos cualidades tremendamente especiales para mí, que siempre intenté huir de los estereotipos sociales.
Soy alta, ancha de caderas, tengo el pelo rizado castaño y los ojos marrones.
Personas de mi entorno dicen que en mí se personifica el dicho “la cara es el espejo del alma”.
Sé que no podría vivir sin música, soy una cinéfila actualmente en paro, lectora empedernida de novelas que me cuesta terminar, escritora en mis sueños y periodista en mis predicciones de futuro. Me apasionan las series de televisión, los deportes, y soy una enamorada de Cádiz y su Carnaval.
Bailé flamenco durante 14 largos años, y, cada día que pasa, lo echo más de menos.
Soy tímida en primera instancia, tremendamente reservada si no me inspiran confianza, peco de vaga. Todavía soy muy inocente. Perezosa aunque perfeccionista y exigente cuando arranco.
Fumo más de lo que debería y no me he planteado dejarlo. Soy rebelde cuando se me antoja, niña buena cuando me interesa.
Soy dos personas: una en mi casa, otra fuera de ella.
Me refugio demasiado en la gente que me quiere y que está a mi lado día a día. Unos días estoy segura de mí misma, otros días no soy capaz de nada. Tengo cambios de humor y ánimo radicales. Soy vulnerable. Estoy enamorada.
Mucha gente de mi entorno me llama cariñosamente “Mari”; mi madre no lo soporta, quizá sea esa una de las razones por las que a mí me encanta.
Vivo en Parla, antiguo pueblo de la Comunidad de Madrid; hoy por hoy, es una de las ciudades más grandes del sur de la capital. Aquí he pasado toda mi vida, excepto algunos años que viví en Usera y Chamartín.
Nunca me gustó decir que soy una persona “normal”. Primero porque no sé quién marca los cánones de la normalidad o por qué cree que tiene poder para ello, y, segundo, porque realmente no considero que yo lo sea. “Rara” y “original” son dos cualidades tremendamente especiales para mí, que siempre intenté huir de los estereotipos sociales.
Soy alta, ancha de caderas, tengo el pelo rizado castaño y los ojos marrones.
Personas de mi entorno dicen que en mí se personifica el dicho “la cara es el espejo del alma”.
Sé que no podría vivir sin música, soy una cinéfila actualmente en paro, lectora empedernida de novelas que me cuesta terminar, escritora en mis sueños y periodista en mis predicciones de futuro. Me apasionan las series de televisión, los deportes, y soy una enamorada de Cádiz y su Carnaval.
Bailé flamenco durante 14 largos años, y, cada día que pasa, lo echo más de menos.
Soy tímida en primera instancia, tremendamente reservada si no me inspiran confianza, peco de vaga. Todavía soy muy inocente. Perezosa aunque perfeccionista y exigente cuando arranco.
Fumo más de lo que debería y no me he planteado dejarlo. Soy rebelde cuando se me antoja, niña buena cuando me interesa.
Soy dos personas: una en mi casa, otra fuera de ella.
Me refugio demasiado en la gente que me quiere y que está a mi lado día a día. Unos días estoy segura de mí misma, otros días no soy capaz de nada. Tengo cambios de humor y ánimo radicales. Soy vulnerable. Estoy enamorada.
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