miércoles, 25 de marzo de 2009

¿Dónde van los sueños que no se cumplen?

¿Dónde van a morir aquellas metas que no logramos alcanzar? Esas que nos queman el alma cuando se visten de recuerdo, y lamentamos no haber ni tan siquiera rozado todo aquello por lo que un día pasamos las noches en vela, al amparo de la luna y el deseo.

Es fácil llorar por lo que no conseguimos, retorcer de rabia nuestra piel pensando en cada paso que no supimos dar, y golpear hasta sangrar el puño las paredes por no sentir la gloria de habitar en el último peldaño.

Pero, en el fondo de nuestra conciencia, la rabia intenta gritar a nuestros oídos sordos que el cementerio de los sueños perdidos se encuentra en nuestro fracaso. Muy cerca de un rincón del subconsciente donde exiliamos cada pasaje que no queremos reconocer; donde evitamos pasar las horas por miedo a comprender que, al fin y al cabo, con permiso de la suerte, los sueños que no se cumplen permanecen para siempre en nosotros, que fuimos los únicos culpables de no arriesgar la vida en cada batalla, y no hacer todo lo posible por tornarlos realidad.

martes, 17 de marzo de 2009

Mi alma plena

Se fue encantada. La sonrisa ocupaba ahora un lugar permanente en su rostro; la alegría dirigía sus pasos con un ritmo ligero y desenfadado. A pesar de estar en mitad de la noche, las calles parecían haberse llenado de vivos colores. Un intenso brillo renacía en sus ojos, mientras su cabello bailaba con el son alegre de una euforia descontrolada.

Todos aquellos oscuros pensamientos fueron borrados en el mismo instante en que notó a lo lejos su presencia. Y, como tantas otras veces, volvió a sentir aquel terremoto en el estómago que nunca supo controlar. Su alma se llenó de orgullo y el honor invadió de nuevo todos sus sentidos. Ya no recordaba el malestar irremediable que le provocaba escalofríos, cuando sentía que, quizá, el tiempo le había arrebatado todos los regalos que un día le entregaron.

Pero bastaron unos saludos para curar aquella sobredosis de pesimismo; y comprendió lo absurdo de pensar demasiado.

Volvió a ser la carcajada la banda sonora como solía; volvió a ser la complicidad el aliciente perfecto; volvió a ser la confianza la que marcaba las horas y el cariño recíproco el aire que respirábamos.

Sintió sus pies despegarse del suelo, mientras su corazón latía con desenfreno. Miró un segundo al horizonte y se impresionó al saborear de nuevo la sensación de que los kilómetros y las horas de viaje no tenían la más mínima importancia cuando se trataba de ellos. El más dulce de los destinos.

Palabras y gestos. Guiños y detalles. La felicidad conquistó su ser cuando se percató de que, como en los anteriores encuentros, tuvo que dejar de soñar despierta para vivir sueños reales.

La pasión que eriza su vello y hace temblar sus cimientos. La maravillosa intensidad con la que vibra cada centímetro de piel y se embelesa su conciencia si están sobre un escenario.

Se emocionó cuando dos lágrimas deslizándose por sus mejillas le anunciaban la confirmación de que, pasen los días que pasen, los meses, los años; la ilusión agigantada que definía su predilección por todos ellos hacía infinitamente más fuerte lo que los une, que todo aquello que los separa.

Y esta vez nisiquiera sintió pena al verlos marchar, porque sabía perfectamente que aquella noche en Córdoba había sido tan sólo otro principio.

...No sabeis lo mucho que os echaba de menos... ;-)


G R A C I A S