viernes, 17 de junio de 2011

Declaración

'Esa superioridad conmigo no te vale', le dije mientras las olas rompían contra nuestras almas rotas y rugía el sonido de un latido entrecortado.
Sé que entré en el club de los errores. Sé que alimenté mi fama con deslices etílicos. Pero créeme cuando te juro que eres tú el que argumenta mis sueños. El que pinta de sonrisas mis lienzos y dibuja paisajes de ilusión.

El fantasma de la prepotencia, presente, inevitable, me obliga a ocultarme bajo la pesada fuerza de la vergüenza. Y me insta a silenciar mis gritos, cuando me muero por pregonar que te necesito. Y que todas estas palabras vacías se resumen en un simple 'tú'.

Hoy no es poético mi desvarío, ni cuidado mi lenguaje. Lanzo sólo un alarido desesperado, una llamada de atención...una simple propuesta de terremotos comunes, que remuevan nuestras conciencias. Sólo una llamada a la suerte que te convenza de que mi vida sin ti no es placentera desde que te conozco y que, aunque muchos te odien, has despertado en mí mariposas quinceañeras.

Perdóname por la burda expresión. Contigo no quiero excederme. Contigo lo quiero todo. Y lo quiero sencillo, lo quiero ahora. Te quiero a ti.
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martes, 7 de junio de 2011

La enorme altura que nos separa

Y, al final, termino por mimetizar los llantos bajo la lluvia. Mientras intento no agachar demasiado la cabeza, aunque pese como si toda tu inmensidad saltara sobre mí. Demasiado para mi autoestima. Demasiado para mí. Así eres.

Y desde el vacío por el que caigo, sin alcanzar la mano que no me tiendes, un grito desgarrador sale de mi impotencia, ahogado como si el día no hubiera hecho más que empezar.

Tremendo dolor el que me provoca querer, de entre todo lo que se me ofrece, lo único que creo que nunca podré tener.

Y a cada segundo sonrío para suspirar de rabia poco tiempo después. Me elevas y me aplastas. Tan inevitable como mantener intacta una fachada que pide desesperada pintura de realidad. Tan amargo como una cama helada. Como un deseo imposible que ni siquiera me atrevo a perseguir.

Resignación con la que me niego a comprometerme, aun sabiendo que ya está el veredicto dictado. Inconformismo, esa lacra que me esclaviza con grilletes de ambición, aun sabiendo que todo sería más fácil si me reconciliara con los imposibles.

Y es que si no fueras tan oscuro, cerrado e inalcanzable, bucearía entre mis dudas buscando la forma de acercarme a tu mirada. En lugar de eso, recojo mis escombros esparcidos durante el día y recorro las vías mientras el cielo se empeña en dejar caer sobre mí una desgarradora metáfora que me recuerda que, incluso sabiendo que el sol puede acabar saliendo, no parece que las nubes vayan a reducir la enorme altura que nos separa.