sábado, 24 de noviembre de 2007

Hoy desperté entre recuerdos de una vieja casa en la que di mis primeros pasos. Sin saber por qué, he creído recorrer aquel pasillo en el que tantas veces posé mis pequeños pies de inocente niña.

Hoy el olor característico de aquella que se fue para no volver jamás ha invadido mi cuarto, como si la angustia de echarnos de menos por fin hubiera podido con ella. Aquel olor especial que anunciaba el mes de junio. Aquella señal de que ella estaba cerca y la enorme paz que eso suponía.

Aquella casa, mi primer hogar. Mis primeras risas. Mis primeros juegos. Amigos invisibles. Los primeros años de una vida a la que no hacía falta aún encontrarle un sentido.

Aquellas carreras del tercero al primero. Aquel bloque de calle Zamora en el que siempre había alguien dispuesto a jugar conmigo. Aquella bici rosa y verde. Aquellas tardes de pan con chocolate y Garfield.

Aquel Cine Exin heredado. Aquel Quién es quién que me cargué. Aquellos días de parque, primeros amigos. La señorita Julia. El equipo azul.

Aquellas noches de barbacoa en Peñagrande. Aquellas tardes de Casa de Andalucía. Aquellos veranos en Tossa y Mallorca. Aquel payaso, aquel parque de madera. Aquellos tontos amores imposibles que me hacían estremecer.

Aquella niña de pelo rizado que en el fondo sigo siendo hoy. Aquella que tuvo que dejar su casa, sin entender muy bien el porqué. Aquella que creció deprisa. Aquella que calla lo mucho que tiene que contar. Aquella, esta, que escribe hoy desde una feliz nostalgia renacida de unas fotos, unos videos, una canción. Aquella que hoy sonrie al recordar todos estos veinte años. Aquella que cae en el tópico de sentirse orgullosa del pasado. Aquella que es lo que es por los días y la gente que los pintó.

jueves, 22 de noviembre de 2007

...Días en blanco...

Es francamente preocupante mi falta de concentración en estos días de agonía de un noviembre tan dulce como extraño.
Es aún más importante la preocupación que siento cuando, cada una de las veces que accedo a mi blog y me enfrento al espacio en blanco, mi mente se queda en idem. Ritual diario. A veces, incluso, más de dos veces al día. Y siempre igual. Absolutamente nada. Como si las palabras se me olvidaran. Sin ideas. Comienzo a escribir y borro. Nada me gusta. Nada me convence. Mis borradores están llegando a un número casi más elevado que el número de entradas. ¿Me estoy volviendo más exigente conmigo misma? ¿Me estoy vaciando por dentro, de manera que no tengo ninguna inquietud de la que desahogarme?Quizá es que, simplemente, me ha abandonado la inspiración durante unos días...Donde quiera que estés, por favor, vuelve. Mi paciencia empieza a tambalearse. Si me porté mal contigo te pido perdón, pero vuelve...Te necesito aquí.


miércoles, 21 de noviembre de 2007

Vaya día

¿Qué es lo que nos hace darle tantas vueltas a las cosas? ¿El nivel de importancia del asunto? ¿Nuestra naturaleza humana?
...que alguien me lo explique...

martes, 20 de noviembre de 2007

Aquellos versos

Fueron aquellos versos...Aquellos que escribí al creer comprender que, después de todo, los hilos que se enredean en nuestro cuello, cual marionetas manejadas al antojo de quién sabe qué, deshacen los nudos que provocan cada día nuestro astío y nuestros manantiales de insaciables lágrimas.

Fueron aquellos versos de madrugada fría, de aquel extraño mes de cambios, los que dejaron constancia de que quizá es cierto que cada muro que se derrumba, tiene en su futuro una reconstrucción.

Fueron aquellos versos, escritos con el alma, con el simple lenguaje de un recién estrenado corazón, los que anunciaban sin decir nada, el cambio de marchas de una frenética sombra que por aquel entonces gritaba harta de viajar cuesta abajo.

Aquellos, cuyo ritmo y métrica se basaban en la más absoluta incertidumbre. La feliz incertidumbre. Aquellos que parecían reventar uno por uno los pasajes oscuros de una mente sin fin, que no recordaba su principio.

Aquellos versos que corrí a escribir en cuanto mi inocencia me dictó. Aquellos que parecían haberme descubierto una fantástica verdad ilusionante. Versos sencillos, que impregnaban de luz una habitación oscura. Luz engañosa, luz traicionera. Luz que estafó a mi conciencia haciendole creer que ya estaba todo hecho. Luz que mostró su verdadera identidad en el día en el que comprendí que, nunca, JAMÁS, la luz interior que proporciona el brillo a mis ojos, puede ser el regalo de otra persona. Que nunca esa luz podrá alumbrarme el camino, si no soy yo la que aguanta la vela, la que porta la antorcha, la que encuentra el interruptor, ni la que la mantiene encendida.


Hoy mis ojos brillan porque así yo lo he decidido. Y sonrió cuando veo que, tras algo más de un año, aquellos versos de madrugada fría, de aquel extraño mes de cambios, tienen realmente su sentido. Con un matiz. Importantisimo matiz:


...que hoy la luz que ves la he encendido yo. Y nadie la regula.


Han tendo que pasar infinidad de cosas para comenzar a entender. Pero, no cambio absolutamente ninguna. Porque hoy sé con certeza, que fueron aquellos versos el principio de todo. El principio de una sospecha, el principio de una confirmación, el principio de un mal año, el principio de un remolino que nunca deja de girar. El principio de un camino hacia el sentido. El principio de un juego sin reglas. El principio de una etapa que, prácticamente, acaba de comenzar...El final ya lo pondré yo, cuando me apetezca :-p









lunes, 19 de noviembre de 2007

El mejor recurso

Intentaba escribir sobre lo que fuera. Cualquier idea; cualquier verso al azar que se pasara por su mente, a partir del que confeccionar un texto abstracto, como tantas veces hacía. Cualquier cosa servía. Pero, algo insaciable recorría sus dudas. Su mente se llenaba de alma y no le dejaba aclarar las aguas turbias de sus sentidos. Ni siquiera lograba recordar las ideas almacenadas para futuras incursiones en su diario de evasión. Algo raro le estaba ocurriendo. Durante mucho tiempo creyó saber lo que era. Algo que dejar escondido en una caja de zapatos en el altillo del armario. Pero, ahora, no sabía por qué, las cosas ahí encerradas estaban esparcidas por cada rincón de su cabeza.
Harta de no alcanzar la coherencia con la que se visten las letras unidas, decidió, simplemente, dejar hablar a las canciones.
boomp3.com

martes, 13 de noviembre de 2007

Desafiando al Sol

...Ahí está, postrado en lo alto; derrochando poder, cual dictador que todo lo controla. Dando luz desde su posición inalcanzable; haciendonos creer que jamás conseguiremos acercarnos a su reino, que nunca tendremos la oportunidad de igualarle; que sólo él puede llegar a donde ha llegado; y que, al listillo que se atreva a subir a las alturas, le hará caer con tanta fuerza que no podrá recuperarse.

Pero yo no me canso de desafiarle. Mi absurdo inconformismo, me impulsa cada día a alzar la mirada hacia su aura cegadora. A través de los cristales de un vagón de tren cualquiera, clavo mis ojos en los suyos -que todo lo ven- y le reto al más apasionante de los duelos,la lucha de todas las luchas; vencer al miedo, sentirme cerca de aquel que sólo es vencido por las nubes.
...Y siempre gana, él siempre gana...mis ojos terminan cerrándose derrotados, agacho la cabeza asumiendo mi fracaso, y mi conciencia me repite que debo asumir mi inferioridad; que quizá debo comprender, por fin, que existen las metas imposibles...

Pero, yo no me canso de desafiarle...vuelvo a armarme de valor, vuelvo a la carga, vuelvo a levantar cabeza. No importa que luego caiga; jamás me conformaré con pensar que todo está perdido. Seguiré en mi posición, no cesaré mis intentos de victoria. Aunque durante un rato me sienta hundida; aunque su reflejo invada mi retina y me olbigue a convivir con su repelente luz amarilla allá donde voy. Ahí seguiré, demostrándole mi valentía. Demostrando que, por muchas partidas que haya perdido, por muchos momentos en los que haya pensando en abandonar, existe una razón infinitamente fuerte que me empuja a seguir peleando. Y, a menos que aparezca la luna, no tengo otra máxima que llene mis días.

Lo cierto es que cada día me hace menos daño mirarle fijamente; será que, después de tanto, ha sabido reconocer el merito de mi osadía. Quizá es que sólo yo he sabido comprender su poder. O quizá es que ya ni las nubes lo miran y en mi desafío encuentra una pequeña tarea con la que estar entretenido.
Sea lo que sea, yo jamás me cansaré. Soy así de inconformista.

martes, 6 de noviembre de 2007

Sentimientos

...Qué decir de ti que no se haya dicho ya...qué humildes palabras son las mías, al lado de tantos piropos que ya te echaron, Tacita...
Cómo contarte que me muero por pisar tus calles...cómo hacerte comprender la sensación de saber que estoy contigo; como describir esa sonrisa especial, ese aire de felicidad que se reflejan en mi cara cuando voy a visitarte...
Ni la alegría de cruzar el puente escuchando tus coplas y sentir el travieso viento de levante...ni la pena de ver por el retrovisor que te estoy dejando atrás...Nada de lo que siento podrá llegar a ajustarse en unas simples palabras...

Ni aquel cigarro en el Puente Canal mientras tu duende nos embriagaba de sumo placer, ni el olor de tu suave brisa, ni el señorío del Balneario, que allí permanente se mantiene como buque insignia de la más bella de las playas...
Cómo voy a decirte, Tacita, con qué palabras puedo contarte, que parece que mis pies no te rozan cuando paseo por tus calles , que parece que vuelo, que parece que floto en tu aire, que me muevo con tus vientos...que tu marcas mis pasos, que tu me empujas con tu son, a ritmo de tres por cuatro...

De qué manera quieres que te diga que te quiero tanto, si ni siquiera yo sé por qué, ni cuando comencé a amarte, ni cuando renegué de mi tierra por tu bella madre Andalucía.
Si se me encienden los ojos y se me eriza el vello cuando escucho a uno de tus hijos cantando Carnaval, si todo me sabe a ti...A ti que nos cuidas desde la distancia, a ti...sólo a ti. Porque fuiste tú con tus cantes de febrero quien uniste a un grupo de amigos que adoran tus benditas costumbres.

A ti que suenas a pito de caña, que hueles a magia, que sabes a mar...A ti, que reflejas en mi alma la plata que te hace ser tan bella...

Qué más quisiera Cádiz que poder escribirte un piropo como hicieron tus poetas...Qué más quisiera que poder cantarte en tu Templo de Coplas...qué más quisiera, Cádiz, si sólo sé llorar por tenerte tan lejos...



Gracias Vane, Palomi, Thao, Carlos, Isa, Juan, Ague, Jezú, y todos los que habéis hecho aún mejores estos días en Cádiz...Hay que ir planeando la próxima ¿eh? ;-)