jueves, 25 de octubre de 2007

Lo que dura un café

El desilusionante sonido del despertador arrebató en un segundo todas sus fantasías. Se levantó de su cama de sueños con los ojos medio abiertos, mientras el desgarrador frío le calaba los huesos y le recordaba, un día más, que el sol no avisaría de la llegada de la mañana, que la oscuridad de la noche era tan eterna como el invierno permanente que congelaba su alma.

Entre zancadas tímidas y un notable estado de somnolencia, consiguió llegar hasta la cocina; el primer paso de cuantos, rutinariamente, componían su día. Cual melodía mil veces interpretada; cual trayecto de un tren de cercanías, que recorre siempre el mismo camino, parándose en las mismas estaciones, con los mismos pasajeros, la misma velocidad...esperando únicamente que un retraso o una situacion excepcional le obliguen a cambiar de rumbo.

Así se sentía. Como si cada día fuera igual que ayer y de extraordinario parecido a mañana.
Se sentó frente a la ventana a ver pasar los minutos, mientras saboreaba su primer café de la misma mañana de siempre.
Pero, algo en su cabeza le obligaba a creer que todo iba a ser diferente. Primer sorbo. ¿Por qué malgastar la vida haciendo lo que no quieres?
Volvió a beber, mientras los gritos que salían de las gargantas de cientos de niños de camino al colegio le provocaban una cierta sensación de nostalgia.
¿Realmente imaginaba mi vida así cuando era sólo una niña?
Un sorbo más. Su conciencia le hablaba aún más fuerte. ¿Por qué hundirme en el dolor y la rutina, en lugar de luchar por un cambio?.
Apenas le quedaba un último sorbo cuando comprendió que de nada servía lamentarse si no hacía nada para borrar esos lamentos. Que sí no le gustaba su vida, quizá debería intentar cambiarla. Era consciente de que no era fácil, pero eso no le asustaba. La sensación de emprender el camino a la felicidad le parecía excitante; y, pensar en el premio por llegar al final, era el mayor de los estimulantes.
Entendió realmente el sentido de la vida, de su vida, y abrió los ojos ante lo mucho que aún quedaba por vivir. Quizá nunca es tarde. Quizá nosotros nos aferramos a esa idea, a habitar en la comodidad de quejarnos, evitando a toda costa el esfuerzo de luchar por ser felices.
Quizá después de todo, triunfar está únicamente en nuestras manos. ¿Por qué no vivir de la mano de un ramo de seguridad, ganas y fuerza? ¿Por qué no conservar la inocencia de creer que no hay nada imposible? No importa que el camino sea extremadamente duro, si tras recorrerlo, recibes la ansiada recompensa.
Su conciencia supo en ese momento que había cumplido con su trabajo. De repente, al mismo tiempo que en su cara se intuía una sonrisa, el sol comenzó a pasearse por el cielo que acentuaba aún más el brillo que nacía en sus ojos. El invierno permanente de su rostro cansado, dio paso a una primavera transitoria que, poco tiempo después, dejaría su puesto al más calido de los veranos.
Bebió el último sorbo de aquella taza y, con firmeza, se dispuso a vestirse. Era un día duro; el primer día del resto de su vida.
Y, empezando a flirtear con la felicidad, se dio cuenta de que, a veces, nos empeñamos en hacer dificil lo fácil. Que, en ocasiones, lo único que debemos de hacer es analizar la situación, y escuchar a nuestra sabia conciencia que, tan sólo en lo que dura un café, es capaz de hacernos sentir más vivos que nunca.

martes, 23 de octubre de 2007

De felicidad y contradicciones...

¿Qué versos pueden salir de unos sentimientos felices? ¿De qué liberar mis ahogos, si no existe desahogo más profundo que el de vivir de la mano de una sonrisa? ¿Cuándo me convertí en alguien que sólo es capaz de escribir a oscuras? ¿De dónde saco yo ahora las palabras, si mi cabeza y mi corazón vuelven a ponerse de acuerdo al rededor de esta luz de brillantez cegadora? Y, ¿Por qué?...¿Por qué la facilidad se transforma en una cuesta que asusta, cuando se trata de escribir en color?

...Dicen que cuando una persona está muriendo, en otra parte del mundo otra nace...
Quizá estos versos nacen de la agonía de mis oscuros pensamientos. Quizá de la integridad de la que presumen de nuevo mis sentidos. Quizá son sonidos, que se transforman en letras...sonidos de pistoletazos de salida que abandonan el silencio...que resurgen de la más absoluta nada para recordarme que aún hay millones de metas por alcanzar...Quizá son caminos de zancadas infinitas...Quizá son el aviso que, hasta hace poco, permanecía olvidado en un post-it desteñido...Quizá sólo tenía que recordar dónde estaba, quizá era tan fácil como aprender a leer...
Quizá nacen de la reconciliación de mis razones...Y seguro que mis razones no me permiten perder...

Ni me amargan los lunes, ni descongelo temores...No me preocupa lo malo, ni lo bueno por conocer...
Ya no hago nada que no se me antoje, ya no persigo esas migas de pan...

...Me apasiona la idea de seguir viviendo, me entusiasma la fuerza que resulta del proceso de reciclaje de cada lágrima derramada...Ya no hay vertigo cuando me asomo por la ventana de este vigésimo piso al que hace poco me mudé...

...Mira si la vida es irónica, que hasta parece aburrida la felicidad...Que echo de menos las novelas épicas, que no contemplaban complejidad al redactar...Será que, a veces, al volver la vista atrás, el orgullo de haber comprendido lo que no quiero trae consigo un dibujo azul melancolía que, con aquella pluma de tinta inmadura, solía dibujar...

...Que soy compleja de nivel absurdo...como absurdo es, en este punto, pensar que era más entretenido tener tristezas que contar...

No sé qué ahogos liberar, si no existen. No sé cuando creí convertirme en alguien que sólo sabe escribir desgracias. Ni, de qué punto de mi concordancia interna, fabricar las palabras felices. No sé por qué me empeño en no darle la vuelta a la cuesta de la facilidad, para hacerla cuesta abajo, y que los colores derramen a sus anchas su tinta de optimismo y seguridad. Lo que si sé, es que los versos que salen de unos sentimientos felices son estos...estos que tecleo, estos que lees...los que mi corazón me dicta hoy, los que con la sonrisa que delata mi estado placentero, redacto entre cigarro y cigarro...mientras bebo un sorbo de café...mientras pienso que, por muchos años que pasen, las contradicciones seguirán siendo parte de mí...de mí que hago dificil lo fácil, de mí que me aburro cuando no tengo por qué llorar...de mí, que, aun sintiendome vibrar como hacía años que no vibraba, y aun sabiendo que mis ojos hoy dan luz con su brillar...no puedo dejar de pensar en que derribar los muros del camino de la vida, es mucho más apasionante que verlos escombrados al volver la vista atrás...

Qué bonito es aprender de lo que se vive, qué sensación más ilusionante el volver a la serenidad...qué sincero es el rostro excelso con el que afronto cada día...qué excitante es la incertidumbre que se siente cuando, al alzar la vista y recuperar el rumbo, te das cuenta de la cantidad de batallas, sonrisas, contradicciones y metas que quedan aún por superar...

...Dime si no es absurdo echar de menos la lucha en la guerra por ser feliz, ahora que la he ganado...dime si no sería infiel a mí, si no pensara lo que, en estos contradictorios versos felices, ha quedado plasmado... ;-)

jueves, 11 de octubre de 2007

Hoy quería recordarte...

...que ya estoy harta de gritarte con disimulo que sé que te mueres por dentro. Que tendí mi mano hacia tu pecho con la única intención de sacarte de aquel oscuro encierro. De tu propio encierro. Ese en el que reprimes tu profunda tristeza, tu seco llanto, tu amargo pasado, tu ausencia de cariño.
Ese verdadero fondo al que te empeñas en darle otra forma. Una apariencia que todos creen. Una careta con sonrisa pintada. Una seguridad que no tienes. Una alegría que no conoces.
Ese papel de protagonista de una vida que has inventado, donde interpretas el sueño que nunca viviste. Donde disfrazas tus complejos de colores de autoestima. Donde te engañas pensando que así es mejor. Donde me miras extrañado cuando leo en tu mirada que hoy no es un buen día. Donde te enfadas si te digo que sé leer en ti y en tus silencios. Donde me tachas de loca si te digo que conozco tu secreto, y me vistes de amenaza por descifrar tu anagrama de soledad.

Mírate y reflexiona. Rompe en mil pedazos la coraza de fuerza absurda. Despega de ti cada mentira. Abre la compuerta que tu orgullo tiene tapiada. Porque no te estás ayudando. Tú solo te hundes más en el pozo que has cavado con palas de apariencia. Vomita tu orgullo y sientete libre de vivir una verdad. No reprimas las penurias que en tu camino encontraste. Explota. Libera tu ira. Despierta de tus miedos. Duerme para siempre a tus espinas y al orgullo que las cubre. Hazlo, hazlo sin dudar...que mi mano amiga seguirá para ti tendida.

lunes, 1 de octubre de 2007

Momentos (III)

Por la felicidad radiante reflejada en tu cara. Por las miradas cómplices. Por el "todos juntos".Por las miradas discretas.
Por saber exactamente de qué te reías y por qué sin necesidad de cruzar palabra. Porque me conocéis. Por tu interés. Por saber picarme. Porque yo tambien te sé picar a ti. Por lo que ha dado de sí aquella noche negra. Por 2+2. Complicidad extrema.
Por volver a veros. Por los convites y guateques, el bajo jornal y los días trillando. Por nuestras tonterías de siempre. Porque aún recuerdas con cariño aquellos días. Porque parece que no tienes ninguna intención de olvidarlos.
Porque me marcaste a fuego, marca que nunca se borra aunque a veces parezca desaparecer.
Por dudar si aún sigo soñando contigo en esas noches en las que mi soledad despierta a mis recuerdos...por mi respuesta, el guiño, la lengua, la carcajada. Porque la etiqueta "especial" siempre irá pegada a los días que pasemos juntos. Estemos donde estemos, con quién y sin importar el tiempo que pasemos sin vernos.
Por echar la vista atrás y encontrar el recuerdo dulce que vuelve a tornarse presente. Por el brindis. Por las risas. Porque aguantar no es la palabra.
Porque en tu sonrisa veo reflejado lo que queda por vivir. Sea como sea.
Porque sentir que algo muere y otro sentimiento renace es una sensación que te debo a ti. Que siempre acabo debiendote a ti. A ti que siempre vuelves. A ti que nunca te vas.
Por noches perfectas. Por ti. Por mí. Por aquel imaginario nosotros. Por este raro nosotros de ahora.
Por decirme que no debo darte explicaciones. Por darmelas tú. Por buscarme cuando me ausento. Por molestarte cuando desaparezco.
Porque no me canso de jugar a imaginarnos. Porque no imagino que dejemos de jugar.
Porque nunca pido más de lo que recibo. Porque me das más de lo que se me ocurriría pedir.
Por tus preguntas. Por tu grito silencioso de que no todo va bien. Porque me susurras con miradas que sabes que sólo entiendo yo.
Porque me enganchas, me atrapas, me encadenas. Pase lo que pase. Pase quien pase.
Por todo lo que fue sin llegar a ser. Por todo lo que es y será siempre.
Por noches como las de ayer...por cada momento perfecto.