Sé que entré en el club de los errores. Sé que alimenté mi fama con deslices etílicos. Pero créeme cuando te juro que eres tú el que argumenta mis sueños. El que pinta de sonrisas mis lienzos y dibuja paisajes de ilusión.
El fantasma de la prepotencia, presente, inevitable, me obliga a ocultarme bajo la pesada fuerza de la vergüenza. Y me insta a silenciar mis gritos, cuando me muero por pregonar que te necesito. Y que todas estas palabras vacías se resumen en un simple 'tú'.
Hoy no es poético mi desvarío, ni cuidado mi lenguaje. Lanzo sólo un alarido desesperado, una llamada de atención...una simple propuesta de terremotos comunes, que remuevan nuestras conciencias. Sólo una llamada a la suerte que te convenza de que mi vida sin ti no es placentera desde que te conozco y que, aunque muchos te odien, has despertado en mí mariposas quinceañeras.
Perdóname por la burda expresión. Contigo no quiero excederme. Contigo lo quiero todo. Y lo quiero sencillo, lo quiero ahora. Te quiero a ti.