sábado, 12 de septiembre de 2009
Cúmulo de pensamientos
sábado, 29 de agosto de 2009
Receso finalizado
miércoles, 25 de marzo de 2009
¿Dónde van los sueños que no se cumplen?
¿Dónde van a morir aquellas metas que no logramos alcanzar? Esas que nos queman el alma cuando se visten de recuerdo, y lamentamos no haber ni tan siquiera rozado todo aquello por lo que un día pasamos las noches en vela, al amparo de la luna y el deseo.
Es fácil llorar por lo que no conseguimos, retorcer de rabia nuestra piel pensando en cada paso que no supimos dar, y golpear hasta sangrar el puño las paredes por no sentir la gloria de habitar en el último peldaño.
Pero, en el fondo de nuestra conciencia, la rabia intenta gritar a nuestros oídos sordos que el cementerio de los sueños perdidos se encuentra en nuestro fracaso. Muy cerca de un rincón del subconsciente donde exiliamos cada pasaje que no queremos reconocer; donde evitamos pasar las horas por miedo a comprender que, al fin y al cabo, con permiso de la suerte, los sueños que no se cumplen permanecen para siempre en nosotros, que fuimos los únicos culpables de no arriesgar la vida en cada batalla, y no hacer todo lo posible por tornarlos realidad.
martes, 17 de marzo de 2009
Mi alma plena
Todos aquellos oscuros pensamientos fueron borrados en el mismo instante en que notó a lo lejos su presencia. Y, como tantas otras veces, volvió a sentir aquel terremoto en el estómago que nunca supo controlar. Su alma se llenó de orgullo y el honor invadió de nuevo todos sus sentidos. Ya no recordaba el malestar irremediable que le provocaba escalofríos, cuando sentía que, quizá, el tiempo le había arrebatado todos los regalos que un día le entregaron.
Pero bastaron unos saludos para curar aquella sobredosis de pesimismo; y comprendió lo absurdo de pensar demasiado.
Volvió a ser la carcajada la banda sonora como solía; volvió a ser la complicidad el aliciente perfecto; volvió a ser la confianza la que marcaba las horas y el cariño recíproco el aire que respirábamos.
Sintió sus pies despegarse del suelo, mientras su corazón latía con desenfreno. Miró un segundo al horizonte y se impresionó al saborear de nuevo la sensación de que los kilómetros y las horas de viaje no tenían la más mínima importancia cuando se trataba de ellos. El más dulce de los destinos.
Palabras y gestos. Guiños y detalles. La felicidad conquistó su ser cuando se percató de que, como en los anteriores encuentros, tuvo que dejar de soñar despierta para vivir sueños reales.
La pasión que eriza su vello y hace temblar sus cimientos. La maravillosa intensidad con la que vibra cada centímetro de piel y se embelesa su conciencia si están sobre un escenario.
Se emocionó cuando dos lágrimas deslizándose por sus mejillas le anunciaban la confirmación de que, pasen los días que pasen, los meses, los años; la ilusión agigantada que definía su predilección por todos ellos hacía infinitamente más fuerte lo que los une, que todo aquello que los separa.
Y esta vez nisiquiera sintió pena al verlos marchar, porque sabía perfectamente que aquella noche en Córdoba había sido tan sólo otro principio.
...No sabeis lo mucho que os echaba de menos... ;-)
martes, 3 de febrero de 2009
Un bálsamo necesario
Notó cómo sus pulmones se llenaban de aire, aire de paz, como hacía tiempo que no lo hacían. Experimentó la extraña sensación que el aire se tornaba líquido y recorría milímetro a milímetro su cuerpo, hasta volver a salir de él y ser libre de nuevo. Alivio.
Respirar tras asumir limitaciones; respirar tras darte cuenta de que no siempre puedes dar los pasos a la velocidad de los demás; es una de las más bellas sensaciones.
Porque cuando no tienes camino, pero decides buscarlo y te propones hacerlo paso a paso, has avanzado, sin apenas andar, con importantisimas zancadas. Y desde ese momento, todos los segundos que componen los días, recobran su color y su sentido. Y respirar se convierte otra vez en algo favorable. Necesitaba un bálsamo para dejar de ahogarme.
...Creo que he vuelto...