Porque "cualquier tiempo pasado nos parece mejor" (y ahora más que nunca), recupero un post de mi antiguo blog que, aunque no describe precisamente un buen momento, me ha parecido que merecía estar aquí reflejado. Saluditos ;-)
El minuto más largo
Ayer viejas rutinas volvieron a ser rutinarias en mi domingo por la noche. Hacía tiempo que no disfrutaba de un domingo en casa, película en el home cinema, comida china, lluvia en la calle...Si llego a saber que la noche iba a estar llena de ataques y reproches me quedo en mi mundo. A nadie le gusta darse cuenta de que los demás están en desacuerdo con sus hábitos.
Intentando no caer en el más enorme de los errores y evitando por todos los medios expulsar por esta boquita las auténticas perlas que rondaban mi cabecita loca, me fui a la cocina, agarré la cafetera y me preparé un café bien cargado antes de irme a mi cuarto a evadirme de la gran noche que se cocía en el salón.
Ritual habitual, leche semidesnatada, el café de la encimera, el azucar del mueble de la esquina, dos cucharadas y al micro. 1 minuto.
En ese momento apareció en la cocina, resumiendo con su gran filosofía inventada mis dos últimos meses de vida. Semana tras semana, comportamientos fuera de lo normal, malas contestaciones, ninguna responsabilidad...
Le miré con súplica, esperando que, gracias a la complicidad que dan los años, entendiera en mis ojos mi desesperación porque su discruso terminara. Y siguió.
Justo cuando me di cuenta de que la verdad duele, volví a clavar mis ojos tristes en el microondas. Aún faltaban 27 segundos. Tiempo suficiente para seguir filosofando contra mí. Fue, sin duda, el minuto más largo.
...Y el café salió frío...
No hay comentarios:
Publicar un comentario