Esa...Esa que estuvo a tu lado cuando todo se derrumbaba. Cuando la agonía se acercaba a tus días...Cuando el sol no se asomaba y el cantar de los pájaros era mudo...
Esa que no se separó ni un segundo de tu oscuridad. Esa que hasta se empapó de ella sólo por hacerte compañía. Esa que dejó tanto de lado por ayudarte a ver las cosas de otro modo. Cuando no había nadie más. Cuando todos parecían alejarse de tus pasos. Cuando tu alma pedía a gritos que la entendieran.
Esa...Esa que hoy no se arrepiente de haberlo dado todo, a pesar de que llora de rabia y dolor por sentirse utilizada. Y a ti nunca te ha importado. Esa que siempre creyó en ti y a la que nunca has regalado un simple gracias sincero; porque, en el fondo, sabes que, por mucho que la desprecies, nunca se marcha de tu lado...
Esa que reza por encontrar la valentía de ponerte donde te mereces. Esa por la que ojalá un día remuevas tu corazón con lágrimas de tristeza. Un día que espero no tarde en llegar. El día en que de una vez aprendas que los amigos están incondicionalmente contigo pero, si nunca estás tú por ellos, se acaban marchando.
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