Es probable que la escala de grises que colorea este cuadro abstracto, no conozca otro color, que no sea el más oscuro de los blancos. Es probable (muy probable) que ni siquiera sepa qué quiero escribir, ni por qué. Ni que hago aquí, ni cuando vine, y si alguna vez me he ido.
Que he sentido el impulso de sentarme frente a la pantalla, en el silencio de la noche, para matar el tiempo. Para que deje de abrumarme con sus oscuros gritos, que, segundo a segundo, hacen engordar a la tristeza que acompaña, cual siamesa, mis momentos. Es probable que el amanecer, que ya avisa de que llega, traiga consigo un sin fin de colores, una nueva escala con la que dibujar un día intenso. Esto, más que probable, es absolutamente incierto.
Puede ser que, en algún momento de este día ya muerto, en el más lúgubre callejón de cuantos recorren mi alma, me chocara con puertas hacia otros lugares más calidos, menos solitarios, más excelsos. Puede ser que yo misma las tenga cerradas,puede ser que me equivoque, puede ser que no haya alma, puede ser que sea un sueño,que no haya puertas, ni callejones...puede ser que nada sea cierto.
Quizá es el ánimo el que escribe, quizá no son mis dedos. Quizá esta madrugada helada de verano extraño es una de tantas noches al amparo de la luna, sin abrigo, ni ganas de dormir ni despertar. Quizá esta madrugada helada de verano extraño, sin sol, ni brisa, ni proyectos, ni sonrisas; sólo tenga el deber de anunciarme que, como cada día, despertaré pensando en que hoy es ayer, y que mañana...mañana será exactamente lo mismo.
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