martes, 20 de noviembre de 2007

Aquellos versos

Fueron aquellos versos...Aquellos que escribí al creer comprender que, después de todo, los hilos que se enredean en nuestro cuello, cual marionetas manejadas al antojo de quién sabe qué, deshacen los nudos que provocan cada día nuestro astío y nuestros manantiales de insaciables lágrimas.

Fueron aquellos versos de madrugada fría, de aquel extraño mes de cambios, los que dejaron constancia de que quizá es cierto que cada muro que se derrumba, tiene en su futuro una reconstrucción.

Fueron aquellos versos, escritos con el alma, con el simple lenguaje de un recién estrenado corazón, los que anunciaban sin decir nada, el cambio de marchas de una frenética sombra que por aquel entonces gritaba harta de viajar cuesta abajo.

Aquellos, cuyo ritmo y métrica se basaban en la más absoluta incertidumbre. La feliz incertidumbre. Aquellos que parecían reventar uno por uno los pasajes oscuros de una mente sin fin, que no recordaba su principio.

Aquellos versos que corrí a escribir en cuanto mi inocencia me dictó. Aquellos que parecían haberme descubierto una fantástica verdad ilusionante. Versos sencillos, que impregnaban de luz una habitación oscura. Luz engañosa, luz traicionera. Luz que estafó a mi conciencia haciendole creer que ya estaba todo hecho. Luz que mostró su verdadera identidad en el día en el que comprendí que, nunca, JAMÁS, la luz interior que proporciona el brillo a mis ojos, puede ser el regalo de otra persona. Que nunca esa luz podrá alumbrarme el camino, si no soy yo la que aguanta la vela, la que porta la antorcha, la que encuentra el interruptor, ni la que la mantiene encendida.


Hoy mis ojos brillan porque así yo lo he decidido. Y sonrió cuando veo que, tras algo más de un año, aquellos versos de madrugada fría, de aquel extraño mes de cambios, tienen realmente su sentido. Con un matiz. Importantisimo matiz:


...que hoy la luz que ves la he encendido yo. Y nadie la regula.


Han tendo que pasar infinidad de cosas para comenzar a entender. Pero, no cambio absolutamente ninguna. Porque hoy sé con certeza, que fueron aquellos versos el principio de todo. El principio de una sospecha, el principio de una confirmación, el principio de un mal año, el principio de un remolino que nunca deja de girar. El principio de un camino hacia el sentido. El principio de un juego sin reglas. El principio de una etapa que, prácticamente, acaba de comenzar...El final ya lo pondré yo, cuando me apetezca :-p









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