...Ahí está, postrado en lo alto; derrochando poder, cual dictador que todo lo controla. Dando luz desde su posición inalcanzable; haciendonos creer que jamás conseguiremos acercarnos a su reino, que nunca tendremos la oportunidad de igualarle; que sólo él puede llegar a donde ha llegado; y que, al listillo que se atreva a subir a las alturas, le hará caer con tanta fuerza que no podrá recuperarse.
Pero yo no me canso de desafiarle. Mi absurdo inconformismo, me impulsa cada día a alzar la mirada hacia su aura cegadora. A través de los cristales de un vagón de tren cualquiera, clavo mis ojos en los suyos -que todo lo ven- y le reto al más apasionante de los duelos,la lucha de todas las luchas; vencer al miedo, sentirme cerca de aquel que sólo es vencido por las nubes.
...Y siempre gana, él siempre gana...mis ojos terminan cerrándose derrotados, agacho la cabeza asumiendo mi fracaso, y mi conciencia me repite que debo asumir mi inferioridad; que quizá debo comprender, por fin, que existen las metas imposibles...
Pero, yo no me canso de desafiarle...vuelvo a armarme de valor, vuelvo a la carga, vuelvo a levantar cabeza. No importa que luego caiga; jamás me conformaré con pensar que todo está perdido. Seguiré en mi posición, no cesaré mis intentos de victoria. Aunque durante un rato me sienta hundida; aunque su reflejo invada mi retina y me olbigue a convivir con su repelente luz amarilla allá donde voy. Ahí seguiré, demostrándole mi valentía. Demostrando que, por muchas partidas que haya perdido, por muchos momentos en los que haya pensando en abandonar, existe una razón infinitamente fuerte que me empuja a seguir peleando. Y, a menos que aparezca la luna, no tengo otra máxima que llene mis días.
Lo cierto es que cada día me hace menos daño mirarle fijamente; será que, después de tanto, ha sabido reconocer el merito de mi osadía. Quizá es que sólo yo he sabido comprender su poder. O quizá es que ya ni las nubes lo miran y en mi desafío encuentra una pequeña tarea con la que estar entretenido.
Sea lo que sea, yo jamás me cansaré. Soy así de inconformista.
1 comentario:
Siempre he creído que lo peor del cambio horario es perderme los amaneceres del tren...
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