El último ensayo

El tiempo pasa y se asumen errores. No sé como me siento hoy por hoy. Dolida, y fuera. Eso sí lo sé. Dolida porque no sé olvidar, dolida porque hago daño, dolida porque me siento al margen.
Un amargo camino entre nuestro sitio y mi casa, me hizo pensar que estaba recorriendo un trayecto que no iba a volver a recorrer. Necesité dedicir que había sido el último ensayo. Lo decidí y me lo repetí mil veces en la cabeza. ¿Por qué? ¿Para qué?.
Razones abstractas, razones que nadie entiende. Y, otras, tan claras, que saltan a la vista.
Aún me hacen demasiado daño ciertas cosas, y no todos los martes y jueves tendré esa fuerza para aparentar que no me importan. Quizá es verdad que necesito un tiempo fuera. Quizá ya estoy fuera.
Comencé sin darme cuenta un juego de absurdos desprecios que yo creía justificados. El dolor de perder algo tan grande me volvió loca. Y he hecho mucho daño a alguien al que, huelga decir, le deseo todo, menos dolor en esta vida.
Me costó tanto asumir que no soy yo la que le hace feliz, que perdí el control de todo.
Y, ahora, por lo visto, estoy pagando por ello. ¿Me lo merezco?...seguramente.
Pero, que nadie se olvidé de que en esta historia, yo fui la peor parada. Y que, el dolor que todavía hoy siento, aparece y desaparece cuando se le antoja.
Que ni yo soy la mala de esta historia, ni lo eres tú. Que yo sufrí porque no estabas, y tú sufrías porque estaba demasiado.

Imagino que el de ayer no fue el último, pero, me duele tanto verme tan lejos...