De un lado, la sonrisa que olvidé. Del otro, cada sueño en que te pienso. Tan rematadamente absurdo que parece haber nacido en ninguna parte. Tan desgarrador, que parece un grito ahogado desde el fondo de un abismo. Contradictorios, como siempre fuimos. Felices, como alguna vez creímos ser.
Y no. No es sólo amor esto que escribo. Es más, incalculable, infinito. Es el regreso al lugar del que tantas veces me alejo sin la más mínima intención de irme. A donde procuro volver por mil caminos, sin recordar en cuál de ellos fui tirando las migas de pan. Al que creo haber llegado cuando confundo la seguridad con burdos momentos de paz imaginaria. Espejismos que apenas me ofrecen un devastado peldaño desde el que alcanzar algo de luz.
Pero hemos vuelto a unirnos. Y desde la altura en la que te abrazo, no existe un respiro en el que pueda permitirme pensar en perderte. Aun sabiendo que te ignoraré de nuevo. Incluso siendo consciente de que, quizá no dentro de mucho, celebraré otra vez que miramos al sol, tras espantar las nubes que estropeen nuestro momento.
Porque hay una constante insostenible que se antoja inevitable cuando se trata de escribir las páginas de este cuento. Pero el presente me empuja de nuevo aquí a fundirme contigo sin miedo. Hasta cuando tenga que ser.
Trataré de no volver a dejarme. Ahora, de nuevo unida conmigo, no puedo dejar de sentirme viva.
Trataré de no volver a dejarme. Ahora, de nuevo unida conmigo, no puedo dejar de sentirme viva.
1 comentario:
Genial, como siempre ;)
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